Así, no existe una, sino tres ecologías que deben cumplirse en estos tres planos para que la sociedad crezca y se desarrolle de forma verdaderamente ecológica.
La ecología del entorno es aquella que afecta directamente al medio natural en el que se encuentra el asentamiento urbano. ¿Respeta este asentamiento el medioambiente? ¿Lo contamina? ¿Obtienen beneficio los habitantes de este entorno?
La ecología de la mente hace alusión a la percepción propia que tiene el habitante de su lugar de residencia. Si una persona siente ansiedad o inseguridad su manera de relacionarse con el entorno cambiará. Debemos intentar que se den las condiciones de habitabilidad necesarias para que las personas sientan estabilidad.
La ecología de las relaciones sociales tiene que ver con el tipo de relaciones que se dan entre los habitantes del asentamiento. ¿Hay vínculos vecinales? ¿tiene que ver la organización con las relaciones sociales o laborales? ¿Potencia el espacio el encuentro?.
Si estos tres planos están equilibrados llegaremos también al equilibrio real que supone la ecología urbana.